Y sin ser pretencioso... aún corriendo el riesgo de acabar siéndolo de una manera tediosa, haré por hacer de Extremadura una región más conocida. En lo bueno y en lo malo, como las bodas (católicas, se entiende).
Porque Extremadura es naturaleza.
Pero también es su gente. Los habitantes que se quedaron, o que no se pudieron ir. Esos que vuelven unos días cada muchos, o esos que se volvieron para siempre. Sus pueblos en verano. Sus calles y sus plazas. El bullicio del sur al sur y del norte al norte. Porque hay sur y hay norte. Y en cada uno de ellos, gente que mira al sur, y gente que mira al norte.
Para saber dónde ir y con quién aprender mucho de Extremadura: Casas de Extremadura en el Mundo: http://www.paseovirtual.net/directorio.htm
... y haciendo justicia con el poema de Javier Feijoo que da título a esta entrada:
S'han entornäo los postigos
del portón de mi silencio
y por una rendijina
me s'han escapao estos versos.
No sé aönde irán
ni qué tiempo,
pero aönde quiera que vayan
se llevan marcäos a fuego
sentimientos en castúo
descuajäos d'ese silencio
y esculpíos con la marra
y el cincé d'un extremeño.
¡EXTREMADURA!
no rejuyas de la vos de tus ancestros
porque d'ella nos sentimos mu ergullosos
los que palramos asina,
porque semos extremeños.
lunes, 26 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario